viernes, 19 de noviembre de 2010

Nº 60. 21 de Noviembre de 2010.


PRIMERA LECTURA

Lectura del segundo libro de Samuel 5,1-3

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron:
— «Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: “Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel.”»
Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.

Palabra de Dios.

MEDITACIÓN
El texto pertenece se enmarca dentro del segundo libro de Samuel, estos dos volúmenes dedican un amplio espacio al rey David, uno de los personajes más interesantes del Antiguo Testamento, un hombre presentado con sus grandezas y miserias, sus virtudes y flaquezas. Es en 1 Samuel 16 cuando nos presenta al monarca, el más pequeño de los hijos de Jesé, ungido por Samuel, gracias a sus dotes musicales logra apaciguar el estado anímico del rey Saul, convirtiéndose en escudero y merced a ello logra derrotar al gigante Goliat, granjeándose la estima del pueblo y los celos del rey.
El fragmento se sitúa tras la muerte de Saúl y sus tres hijos. David había sido ungido rey de su tribu, Judá. Con la muerte del único descendiente de Saúl, Isbaal, las otras tribus marchan a Hebrón y allí le ungen como rey de Israel.
De este modo queda instaurada la dinastía de David, llamada a reinar eternamente, pues de ella nacerá Jesús, quien “recibirá el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin” (Lc 1, 32-33).
La labor de David fue cuidar de su pueblo y guiarlo. También nosotros hemos sido ungidos por el espíritu en el bautismo y la confirmación y por tanto tenemos una misión concreta, ser cauce de unión y no de división entre las diferentes tribus de Israel, estar al servicio de ellas. Así conviene preguntarnos si vivimos nuestra condición de responsables juniors desde esta actitud de servicio, buscando unir y no separar. Si en el centro somos puente o muro y entre los niños, en cuanto educadores, buscamos ser buenos pastores, reinar sirviéndoles, construyendo grupo y evitando todo particularismo en el trato.

SALMO RESPONSORIAL. Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5
R/. Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"

Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del señor"
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

MEDITACIÓN
Con Israel: es fácil situarnos en el ambiente y los sentimientos que afloran cuando este salmo es cantado por los peregrinos. Es el gozo que tienen quienes realizan el Camino de Santiago, al contemplar la Catedral del Apóstol. La ciudad es bella, máxime para quien ha vivido en un pequeño pueblo. Le impactan las calles, las casas, los palacios y el templo construido por Salomón, cuya explanada y muros siguen impresionando en la actualidad. Para el peregrino Jerusalén es el centro de su vida y religión, es la Casa de Dios, la Ciudad de la Paz donde tiene su trono el rey David.
Con Jesús: hacia ella subió Jesús todos los años, a celebrar el nombre del Señor y Jerusalén estará siempre unida a su persona. Será la ciudad donde Él instituirá la Eucaristía, fuera de sus muros morirá en la cruz y resucitará, convirtiendo la ciudad en centro de peregrinación. Allí millones de cristianos nos hemos arrodillado para confesar nuestra fe en Jesucristo, el Hijo de Dios, nuestro Salvador y Redentor que murió y resucitó en esta ciudad.
Con nuestro tiempo: necesitamos creer en un lugar así, donde reine la paz, donde el ser humano se sienta protegido y amado. Esta ciudad no existe en nuestro mundo. Jerusalén está dividida y entre sus muros hay odio y violencia. Pero que no exista aquí no significa que no exista, pues sí, se encuentra en otro lugar, es la Jerusalén Celestial y para creer en ella hemos de mirar a lo alto, salir de nuestra mirada de escarabajo, de “tejas para abajo” y tener la mirada de Juan, el Evangelista, la del águila que asciende. Nuestra vida es un caminar hacia esta Jerusalén, por eso podemos cantar “Que alegría cuando me dijeron, vamos a la Casa del Señor, ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén”. Sí, el umbral de Jerusalén es esta vida, está en el bautismo, estamos a la puerta del Cielo. Desde aquel día hemos comenzado a entrar en la Jerusalén Celestial.
Con los juniors : Y Jerusalén también es el templo parroquial, es la capilla del campamento. El salmo nos ayuda a sembrar en los niños los sentimientos de gozo por acercarnos al templo, al lugar donde Dios tiene su casa. Es una buena ocasión para ayudarles a entrar en Jerusalén, descubrir la Iglesia no como un bonito edificio, sino como lo que es, la Casa de Dios.


SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 12-20
Hermanos:
Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios.
MEDITACIÓN:
Nos encontramos ante un himno sobre Jesús, el cual comienza ofreciéndonos lo que Jesús ha hecho por nosotros, su obra salvadora: participar e la herencia destinada al Pueblo Santo, es decir, la Tierra Prometida, la Vida Eterna junto a Dios, que en principio era para Israel pero gracias a Cristo es para todos nosotros; salir de las tinieblas en las que vivíamos, es decir, la falta de sentido de la vida, la ausencia de valores, el egocentrismo que nos inundaba para entrar en la luz que es Jesús; y el perdón de los pecados y este no a cualquier precio, sino a precio de la sangre de Cristo, expresión máxima de amor total, pues la sangre de la madre a través del cordón umbilical es la que da la vida al hijo o hija, dar la sangre es un signo de amor que siempre tiene un fin, que el otro tenga vida. Así nos ha amado Jesús, hasta perderse totalmente por nosotros y mostrarnos la grandeza de un Dios que es Perdón y Misericordia.
Por otra parte el himno nos ofrece los títulos de Cristo: es a través de Él como el ser humano puede ver a Dios, el Amor tiene rostro y el rostro del Amor es Cristo; es el primero de todos nosotros, en cuanto hombre, el medio por el que Dios creó, la Palabra del Génesis que crea todo cuanto existe.
El himno nos ha de llevar a la contemplación de Cristo, desde la festividad de este domingo. Es una nueva perspectiva sobre el Misterio de Jesús, que ilumina y complementa las ofrecidas por la Primera Lectura y el Evangelio.
EVANGELIO
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 23, 35-43
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo:
— «A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:
— «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
— «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»
Pero el otro lo increpaba:
— «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»
Y decía:
— «Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu reino.»
Jesús le respondió:
— «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
Siguiendo las contraposiciones de las que se sirve Lucas (Marta y María, Lázaro y el rico, el hermano menor y el mayor,…), en la lectura descubrimos varios personajes contrapuestos, cuyas palabras son un eco de las tentaciones del desierto.
Quienes han sido perdonados por Jesús porque no saben lo que hacen, en un momento donde la escena, realmente violenta, tres hombres agonizan en uno de los suplicios más crueles inventados por el hombre, ellos se burlan, al tiempo que indirectamente manifiestan quien es Jesús: el Mesías y el Rey. Y lo es porque vence la tentación del poder, porque su mesianismo y realeza es diferente a la concebida por los hombres. Él es la respuesta al ser humano no desde la violencia, sino estando en el mismo suplicio que el hombre y la mujer, Él reina amando a todos, confiando en las manos del Padre, perdonando a quienes le hacen daño, callando ante el que sufre y ofreciendo una palabra de esperanza a un malhechor condenado justamente a muerte.
Es éste quien le reconoce como Rey. De nuevo los humildes y pobres del Magníficat son los que acogen el Reino, los marginados (publicanos, prostitutas, samaritanos, hijos rebeldes,…) son los que le reconocen como Mesías. El buen ladrón es la María que escucha y contempla, la que no pide soluciones rápidas y tajantes, sino se deja amar por Dios. Y todo nos lleva a descubrir con el buen ladrón el Paraíso, a volver a los orígenes del ser humano. Si fue el afán de ser como dioses lo que nos lleva a perderlo, de destruir el árbol del bien y del mal, arrebatándole uno de sus frutos, ahora el Dios que se ha hecho hombre nos lo devuelve, el acoger a Dios tal como es y en él nuestra vida con su cruz, evitando toda huída violenta, la que nos lleva a hacer del hoy, del presente un paraíso, un lugar donde sin apartar la cruz, se transforma en gozo. El buen ladrón ha descubierto la verdad de la vida, entre tanto ruido y crispación, un diálogo marcado por el silencio y la paz, devuelve el gozo del paraíso al ser humano.
LOS SANTOS PADRES
Extiende tu brazo hacia la cruz, para que el Señor crucificado extienda sus brazos hacia ti; pues el que no extiende la mano hacia la cruz no puede acercarse a su mesa. Privará de su mesa a los invitados que deberían acercarse a Él hambrientos y en cambio van sacios. No te sacies antes de acercarte a la mesa del Hijo, pues te hará levantarte mientras estás hambriento todavía.
Efren de Nisibi
Contemplemos, pues, esta hermosa confesión de fe. Dijo: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Lo ves crucificado y le llamas rey; soportando ignominia y sufrimiento y viniendo con gloria divina. Lo ves alzado, rodeado por el grupo de los judíos, la malvada caterva de fariseos y el pelotón de legionarios de Pilato; todos se burlaban de Él y ninguno le confesaba.
Cirilo de Alejandría

Precisamente mereció el paraíso porque pensó que la cruz de Cristo no era escándalo sino poder. ¡Oh maravilla! El ladrón alaba, mientras sufre, al que Judas había traicionado mientras lo besaba. Uno vende el afecto de la paz; el otro alaba las heridas de la cruz. Por eso dice: Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino. Comprende que Cristo sufría aquello por los pecados de los otros, que soportaba aquellas heridas por los delitos de los otros, y se dio cuenta que aquellas heridas en el cuerpo de Cristo, no eran heridas de Cristo, sino del ladrón, y por eso comenzó a amarlo mucho más.

Máximo de Turín
Y es que la vida verdadera consiste en estar con Cristo, porque donde está Cristo, allí está el Reino.
Ambrosio
Al interior de mis oídos llegó una palabra que me embelesó, conforme se dice en la Escritura en lo relativo al ladrón, y me consoló en medio de mis faltas. El que se mostró compasivo con el ladrón me llevará al paraíso, cuyo nombre cuando lo escucho, me llena de alegría. Mi espíritu estalla cuando trato de contemplarlo.
Ebren de Nisibi

Tomado del libro La Biblia Comentada por los Padres de la Iglesia 3. Ciudad Nueva.

ORACIÓN DESDE LA METODOLOGÍA JUNIOR.

Experiencia.-

Comienza entrando en cualquier periódico. Lee detenidamente las noticias: ¿qué temas abordan? ¿dónde está presente la cruz en ellas? Pon rostro a los crucificados, contemplando detenidamente las fotografías de quienes sufren. ¿Cómo se responde a esas cruces? ¿qué sientes al contemplar esas personas que sufren?
Reflexión.-

Toma la Biblia y lee el Evangelio de este domingo. Relaciona las respuestas de la gente y la tuya con los personajes de la crucifixión, añadiendo el versículo previo, el que nos presenta al pueblo mirando pasivamente la escena. Sitúate en el pueblo: ¿en cuál de las noticias te has sentido como ellos, ajeno al sufrimiento de los protagonistas del artículo? Sitúate en las autoridades religiosas, los soldados y el ladrón rebelde: ¿en qué momentos quisieras que Jesús manifestase su poder así? Y ahora en el buen ladrón, pon sus palabras en esos rostros, contempla la cruz y escucha de ella la palabra que Jesús les dirige.

Compromiso.-

Y tú, ¿dónde quieres estar? ¿cuál es el ideal de centro junior que tienes? ¿Un gran centro, con mucha gente y que organice buenas actividades o un centro junior que acoja a los marginados y esté al lado de ellos?

Celebración:

Mira tus manos y ofrécelas rezando la oración del buen ladrón, las palabras textuales o las de la canción.

ORACIÓN AL COMIENZO DE LA REUNIÓN

EXPERIENCIA:

Elementos presentes siempre en las oraciones: cruz de San Damián (Togo), icono de la Virgen María, Biblia abierta y cartel.

Signo de esta semana: vela encendida.

Preparación: proyectamos durante unos minutos un fragmento de la película “El Gran Silencio”.

Proclamación de la Palabra de Dios: Mt 6, 4-6
REFLEXIÓN:

Interiorización:
Dejamos tiempo en silencio. Seguidamente cada educador lee una de las frases:
El silencio es el gran encuentro.
Hay que descalzarse de nuestros ruidos interiores para entrar en el silencio.
Dios habita en el silencio.
El silencio no es sólo la ausencia de ruido, es una actitud interior.
El silencio nos ayuda a vencer la inquietud y el desasosiego
Nos cuesta vivir en silencio.
El silencio nos permite estar aquí y ahora totalmente presentes, tal como somos.
El silencio me ayuda a escucharme a mí mismo y saber lo que me pasa.
El silencio me ayuda a escuchar lo que pasa alrededor.
El silencio me ayuda a escuchar a los demás y comprender no sólo lo que me dicen, sino lo que no me dicen, sus silencios.
El silencio me ayuda a escuchar a Dios, descubrir su Palabra en sus silencios.
No hay oración sin silencio
En el silencio se hace evidente la Palabra


COMPROMISO:

Gesto: en silencio nos pasamos la luz.

CELEBRACIÓN:

Oración final: repetimos la oración del buen ladrón o rezamos la que se propone a continuación.

Oración.


No le preguntéis a nadie
por el que estaba en la cruz
basta y sobra el buen ladrón
para saber de Jesús.

Buen ladrón, buen ladrón.

Dicen que Dimas se llamaba y que aunque era un criminal
su culpa confesaba y aceptó la sentencia al saber que
moría en pago a su maldad

Pero él era un buen ladrón
y también desde la cruz
ejerció su profesión:
le robó el cielo a Jesús. (bis).

No le preguntéis…

Buen ladrón, buen ladrón.

Supo saber lo que ocurría: vio que aquel hombre era Dios.
Le dijo: "No me olvides cuando estés en tu reino".
Y Jesús le hizo un sitio junto a su corazón.

Pero él era un buen ladrón… (bis)

Fue un buen ladrón, fue un buen ladrón
Buen ladrón, el buen ladrón,
Buen ladrón, el buen ladrón.

GUIÓN CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Monición de entrada:
Queridos amigos:
Hoy es un dia de fiesta para todos nosotros, porque es el último domingo del año de misas. Pues sí, el curso escolar comienza en septiembre, el año en enero y el año de misas a finales de noviembre con el primer domingo de Adviento. Así pues terminamos este año y lo hacemos mirando a Jesús que es el Rey. Pero es un Rey muy diferente a como son los que mandan en el mundo. Estad atentos y lo veréis.

Si se celebra santa Cecilia:
Queridos amigos:
Hoy es la fiesta de Jesús Rey del Universo y además las bandas de música de nuestro pueblo celebran a su patrona, santa Cecilia. Ella fue una joven que no tuvo miedo de dar la vida por Jesús, hizo de su juventud una hermosa melodía. Y nosotros también queremos ser como santa Cecilia y los músicos, llenar de notas alegres nuestro pueblo.

Señor, ten piedad.
Porque nos portamos mal con los que no son como nosotros Señor, ten piedad.
Porque nos gusta mandar y nos enfadamos cuando nos mandan. Cristo, ten piedad.
Porque cuando ganamos en el futbol o sacamos buenas notas miramos mal a los que pierden o suspenden, creyéndonos mejores. Señor, ten piedad.

Monición a las lecturas.
La Primera lectura nos va a contar lo que le sucedió a David en una ciudad. Allí fueron todas las tribus a pedirle que fuese su rey.

Monición evangelio.
Hola:
Os voy a contar una cosa, Jesús es el Rey, es el que más manda y la persona más importante que ha habido y hay, pero no es un rey como los demás, Él no se sentó en un trono como hacen los reyes ni tuvo criados, ni murió en una cama, rodeado de ellos y con sabanas limpias y buenas. Y si no os lo creéis estad atentos al evangelio.

Homilía. : les pedimos a los niños que describan en la forma de vestir a un rey, éste tendrá corona, cetro y trono; lo que distingue al rey de los demás; y donde se sienta. A continuación le mostramos la imagen de Cristo Crucificado, podemos acercarnos a un altar. Y lo comparamos, explicándoles el sentido de ser rey para Jesús: su trono es la cruz, su corona es de espinas, su cetro son las manos vacías porque lo ha dado todo. No se distingue porque mande sino porque da la vida a los demás y su lugar está allí donde hay personas que sufren, no en un palacio sino en el Gólgota. Y así hemos de ser los cristianos. En la misa de Santa Cecilia les explicamos su vida, que fue una joven rica y siguiendo a Jesús pasó por una malhechora, muriendo decapitada.

Peticiones.-
Por la Iglesia, para que como Jesús esté al lado de los que sufren. Roguemos al Señor.
Por los misioneros y los cristianos que están ayudando a los pobres, para que Jesús les ayude. Roguemos al Señor.
Por los que mueren intentando llegar a España, para que nos duela su muerte. Roguemos al Señor.
Por los gobernantes para que ayuden a los que no tienen nada. Roguemos al Señor.
Por los papás, abuelos y catequistas, para que nos enseñéis a amar a Jesús. Roguemos al Señor.
Por nosotros, para que como Jesús busquemos amar y servir, especialemtne a nuestros padres y hermanos. Roguemos al Señor.

Si se celebra santa Cecilia:
Por los músicos de nuestro pueblo, para que Santa Cecilia les ayude a ser buenos músicos y aprender los valores que nacen de la música. Roguemos al Señor.
Por los músicos que han muerto, para que estén ahora con santa Cecilia, Jesús, María y todos los santos. Roguemos al Señor.


Ofrendas.-
Te presentamos el agua, con la que vamos a regar el árbol que plantamos hace unos domingos.

Si se celebra santa Cecilia:
Te presentamos este instrumento de música y con él a todos los músicos de nuestro pueblo.

Acción de gracias.-

Gracias Jesús,
porque tus armas son el perdón y el amor,
porque tu castillo es nuestro corazón,
porque tu corona no es de oro sino de espinas
y tus vestidos no son de seda, sino una cruz.
Gracias Jesús,
porque tus manos están vacías de tanto que nos das,
y tus pies descalzo como el de los pobres.
Gracias Jesús,
porque eres un rey muy especial
que nos ganas no con la fuerza del poder
sino con el poder del amor,
haciendo que te hablemos de tú
y jugando con nosotros,
como un niño más.

JÓVENES EJEMPLARES:
Santo Dominguito del Val (31 Agosto)
Nació en Zaragoza en 1243, sus padres fueron el notario Sancho del Val e Isabel Sancho, el abuelo paterno participó bajo las órdenes de Alfonso el Batallador en el asedio a Zaragoza.
El ambiente cristiano de su hogar inclinó al niño hacia el sacerdocio y para ello entró a formar parte de los monaguillos de la Seo de Zaragoza, ejerciendo además como cantor y asistiendo a las clases de la escuela catedralicia.
Nos encontramos en la tarde del 31 de Agosto de 1250, el niño Dominguito, emprende el camino de regreso a su casa desde la Seo a través de la judería y es secuestrado por Moisés Albaycet y llevado a la Sinagoga, allí es obligado a pisar el crucifijo. Ante la negativa del niño es crucificado como Cristo. Tras morir martirizado su cuerpo es descolgado de la cruz, la cabeza y las manos cortadas y arrojadas a un pozo, mientras el tronco es enterrado en el Ebro.
Es patrono de los monaguillos y los pequeños cantores.

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